martes, 4 de febrero de 2014

anécdotas... anécdotas...

De las historias que nunca pasan de moda, allá por inicios de los 2008.

En una emisora de radio canadiense, concedieron Premios de 1,000 a 5,000 dólares a la persona que contara una historia sucedida realmente, que le hubiera puesto en una situación embarazosa, una de esas situaciones  que te dan ganas de tirarte de un quinto piso.
Esta fue la historia que ganó los 5,000  dolares

"... Yo tenía consulta concertada con el ginecólogo para esa semana, pero quedaron de llamarme para confirmar el día y la hora. Por la mañana temprano recibo la llamada de la enfermera, indicándome que mi consulta era ese mismo día a las 9.30 de la mañana. Eran las 8.45, acababa de terminar el desayuno junto ami marido y mis hijos y me disponía a comenzar mi jornada diaria. Me entró pánico, no tenía ni un minuto para perder.

Como todas las mujeres, tengo mucho cuidado y presto una especial atención a nuestra higiene íntima, sobre todo cuando vamos al ginecólogo. Pero esta vez ni siquiera me daba tiempo  para darme una ducha. Subí las escaleras corriendo, me quité el pijama, tome una toallita lavada y doblada que estaba en el borde de la bañera, la desdoblé, la mojé pasándola después con mucho cuidado por mis zonas íntimas, para tener la seguridad de que todo quedase lo más limpio posible.

Tiré la toallita al cesto de ropa sucia, me vestí y salí volando para la consulta.

Estuve esperando varios minuto en la sala hasta que me llamaron para hacerme el examen.

Como conozco el procedimiento, me senté sin ayuda en el borde de la camilla e intenté, como siempre hago, imaginarme muy lejos de allí, en un lugar algo así como el Caribe,o cualquier otro bello lugar, pero por lo menos a 1,000 kms de aquella camilla... Me quedé muy sorprendida cuando oí al médico decir:

- ¡oh la la! ¡Hoy ha hecho un esfuerzo especial para quedar más linda!

No recibí muy bien el cumplido, pero  no respondí. Me fui tranquila a casa y el resto del día discurrió con normalidad; limpié la casa, cociné, tuve tiempo de leer una revista... Después de la escuela, y con los deberes terminado,mi hija de 6 años se preparaba para ir a jugar, me gritó desde el baño:

-¡Mamá! ¿Dónde esta mi toallita?
- Saca una limpia del armario - le dije.

Cuando me respondió, juro que lo único que se me ocurrió fue desaparecer de la faz de la tierra. El comentario del médico lo escuchaba una y otra vez, martilleando mis oídos...

Me dijo mi hija: No mamá, yo no quiero una toallita del armario ¡¡Quiero aquella que estaba doblada en el borde de la bañera. En ella había dejado todas mis brillantinas y mis estrellitas doradas y plateadas para jugar!!"





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